La nube, el ultrabook, los smartphones, las tabletas, el cloud computing han cambiado nuestra forma de relacionarnos con los demás tanto a nivel personal como profesional.
Aquellas personas y empresas que están predispuestas al cambio y que impulsen las transformaciones tecnológicas estarán mejor preparadas y se adaptarán mejor a una sociedad que está viviendo una auténtica revolución digital.
El BYOD (Bring Your Own Device) fue la primera oleada de dispositivos móviles personales en el entorno laboral, ahora las empresas ya están adoptando el “Mobile First” que permite preparar la infraestructura de la compañía y sus herramientas internas para el mundo del ejecutivo conectado. Todas estas transformaciones obligan a las compañías a integrar tecnología en sus infraestructuras y a desarrollar nuevas aplicaciones para garantizar la supervivencia.
La tecnología no solo posibilita que realicemos nuestras tareas de forma más rápida y cómoda sino que también nos permite estar más conectados y mejor informados ayudándonos a tomar mejores decisiones en nuestro día a día.
Avances tecnológicos como la digitalización se traduce en menos recursos utilizados para fabricar objetos y menos energía para confeccionarlos y transportarlos, además de la reducción en los costes operativos y en el tiempo invertido, y por ende la mayor satisfacción del usuario/cliente.
La tecnología también ha ayudado a expandir a gran escala el consumo colaborativo al brindar la posibilidad de compartir bienes a la vez que se reduce el consumo individual y comunitario. Además, las innovaciones tecnológicas favorecen la personalización de los elementos ofreciendo infinitas posibilidades para diferenciarnos de los demás.
De este modo, la influencia de la tecnología en nuestro comportamiento y forma de vida crece a pasos agigantados, esto exige que pensemos a largo plazo y desarrollar nuestra destreza digital para no quedarnos obsoletos.