En la actualidad se valora cada vez más a las empresas sanas, lo cual poco tiene que ver con los conocimientos o las habilidades que se manejan. Tal y como expresa el consultor Patrick Lencioni: “La salud engendra –y supera- a la inteligencia”
El éxito de una empresa depende en buena parte de lo sanas o tóxicas que puedan ser en términos organizativos. Una compañía será más saludable cuando más coherentes y claras sean sus acciones, valores y cultura empresarial.
No obstante, si hay algo fundamental para que la empresa se mantenga saludable es la satisfacción de sus empleados. La comunicación y el trabajo en equipo son elementos básicos para el correcto desarrollo y crecimiento de la compañía. Por ello, compartimos una serie de consejos que ayudan a sustentar la salud de la empresa.
Confiar en el equipo
La confianza debe ser la base sobre la que se construya la relación empresarial. Debemos cultivarla día a día, con una comunicación sincera y significativa. Sentir que se ha establecido un clima de confianza aumentará el compromiso y la colaboración de todos para cumplir nuestros objetivos.
Hacer críticas constructivas
Adoptar una aptitud de cuestionamiento creativo. Este se basa en que nuestra forma de actuar no es ni la mejor ni la única, solo una de las múltiples formas de hacerlo. Tener esta aptitud nos ayudará a evitar el juicio y a buscar el error en la actuación de la otra persona y así evitar que se sienta atacada por nuestros comentarios.
Proponer alternativas
Ser personas creativas e innovadoras requiere de una práctica sistemática. Adoptar una actitud activa incluso aunque pensemos que nuestra idea no va a ser la mejor, quizá no lo sea, pero si puede ser el germen inspirador de la idea de otro compañero y no hay nada mejor para una persona creativa que tener al lado a alguien inspirador. Además, proponer ideas innovadoras en la empresa permite encontrar diferentes soluciones para hacer frente a posibles problemas.
Ser más colaborador
Prestar ayuda a los compañeros, colaborar con ellos en lugar de poner problemas o excusas cuando se presenta un obstáculo. Buscar soluciones y mantener un pensamiento positivo.
Escuchar con atención
Mostrar un interés honesto y sincero por las opiniones y problemas de los demás. Escuchar las ideas de todos con respeto y aportar aquello que creamos que pueda ser beneficioso para el equipo. Contrastando nuestras ideas con las de los demás, encontramos un apoyo que nos hará crecer y mejorar.
Reconocer el trabajo bien hecho
Valorar de forma sincera el trabajo de los demás, esta es una excelente herramienta de motivación. Lo mejor es hacerlo mientras se desarrollan las acciones hacia la consecución del objetivo, puesto que reconocerlo posteriormente tiene mucho menos impacto en el ánimo del empleado.
Ser amable
Es un consejo tan sencillo como poderoso. No cuesta nada y es capaz de cambiar por completo el clima de un equipo. Sonreír, disfrutar de las conversaciones y pasar un buen rato. No hay forma más barata de aumentar la productividad y la concentración. Ayudará a crear un ambiente relajado, sin estrés y fortalecerá los lazos afectivos, condiciones ideales para potenciar la creatividad.
En CHAPP pensamos que una organización sana será aquella en que las personas se relacionen de forma positiva aportando lo mejor de sí mismas para lograr unas metas en términos tanto de empresa como de persona.